domingo, 23 de septiembre de 2012

Entre pulmones y el esternón


Sé que tú también lo sientes, tan profundo y voraz, en esos momentos en que ya no escuchas nada y el silencio pesado y espeso cae encima de tus hombros cortándote el aliento. Nos comprime sobre nosotros mismos y sólo queremos gritar expandiendo los brazos, romper el aire cristalizado alrededor de nuestra carne, atraído inclementemente por el vacío, tan profundo y voraz, que con tanta prisa y desesperación pretendemos llenar en cada una de nuestras pequeñas acciones; o intentamos por lo menos ignorar.
Es en el pecho que, yo lo sé, tú también lo sientes. Cuando todo calla, cuando nada se mueve y te quedas sin pretextos para olvidarlo. Es entonces que lo siento cristalizar el aire y me sofoca, y es con esta tinta que grito expandiendo los brazos. Y es cuando el cristal rechaza el quebranto que el silencio se sublima con tu voz llamando mi nombre, regalándonos de nuevo una excusa para olvidarlo todo, al menos por un instante que se eterniza en tus labios.

miércoles, 11 de julio de 2012

Platónico

Háblame al oído, despacio,
entre un beso y otro.
Refrena tu pasión
por regalarme una palabra.